En la actualidad, hay pruebas evidentes del papel que desempeñan las emociones en la obtención de la salud y el bienestar y, por supuesto en el origen de las enfermedades. La OMS (Organización Mundial de la Salud) informa que, alrededor de un 90% de las enfermedades más comunes tienen un origen psicosomático. En realidad, el tipo de personalidad, el autocontrol que tengamos de las emociones y la forma de manejar el estrés, fracasos y frustraciones pueden potenciar y desarrollar diferentes enfermedades.
Recientes investigaciones, revelan que los problemas de salud no son producidos por situaciones estresantes en si, sino por la forma o la actitud que elijamos para afrontarlas y resolverlas.
Cuando experimentamos optimismo y alegría, estas emociones positivas se reflejan en todas las actitudes y pensamientos y aumenta la sensación de bienestar, sin embargo, las emociones negativas intensas (ira, ansiedad, depresión) pueden perjudicar la salud. Hay estudios que demuestran que las personas con desórdenes emocionales sufren más enfermedades físicas crónicas.
Es importante disfrutar de la vida haciendo cosas que nos hacen sentir bien y estar más en contacto con la naturaleza, además de cuidar las relaciones familiares de amistad y de pareja.